Gabriela Álvarez

Patio interno

 

Patio interno

 

 

 

 

 

 

CELO

 

El barrio se ha vuelto intransitable.

Las piedras de la calle se levantaron

como un gran terremoto.

 

Son restos paridos de una boca

preñada de barro y calor sofocante.

 

¿Quién hizo este mundo a semejanza

de un dios en celo?

 

 

 

 

PATIO INTERNO

 

Invoco a mi soledad como un peligro.

Decido que nadie me diga

qué me fortalece

aunque no sepa distinguir

la valentía, de la ocasión

 

sobre la mesa

hay una mujer tímida

y en su piel

una remera transpirada

se adosa

como un patio interno.

 

 

 

 

TREGUA

 

Si encontrara el arma

con la cual domesticarlo.

 

Es mi afán asustar

a un corazón tan bruto.

 

Pero no es él quien vuelve

sino los sueños y la quietud

el movimiento de sus pestañas

que desmalezan mi cansancio.

 

(de La Mujer Suelta, Mundar 2022)

 

 

 

 

RITUALES

 

Abro un libro nuevo.

Las palabras de Anna

despiertan

la oscuridad de mi cuerpo.

Quisiera que estés ahí

y me digas lo que tus ojos ven.

 

¿Será que la libertad

se ejerce con la otra?

 

Espalda con espalda

una sola columna vertebral

fortalecida.

 

La voz de Anna desanuda mi garganta

cuido mi sonrisa para vos

me la dieron para que amara, recita.

 

Exploro su cuerpo entre las hojas

pruebo tomar sus manos

le cierro los párpados

entreabro su boca

y arrojo semillas sobre la lengua.

 

La primavera se proclama, dices.

 

El tallo de una flor se quiebra

armamos una vincha de terciopelo

sobre su cabeza.

 

 

 

 

EL PRIMER MOVIMIENTO

 

Cuando despiertes, Lucía,

contempla tus brazos.

 

Destapar tu cuerpo quizá sea

el primer movimiento

ayudarlo a que se impulse

con algo de frescura.

 

El cuerpo necesita un gesto

una excusa

mantenerlo cerca

para sentirse despierta

tejer un hilo

hacia la mente

arrastrarlo afuera

de este mundo

que se cierra.

Lo único que llegamos

a prometernos

es esto: persistencia

 

palabras que se levantan

por la espalda,

la verdad en la lengua

como acto de vida.

 

(de Poemas a Lucía, Falta Envido Ediciones 2024)

 

 

 

 

REMEMORACIÓN

 

En mis auriculares baratos suena aquella canción

que escuchábamos en las vacaciones,

y aparece la noche, una autovía,

esa parte de cerrar los ojos

para volverlos a abrir

cuando te señalo un animal en la ruta,

porque deseo aprender un lenguaje minúsculo

que abarque mi vida

el dolor de rodillas, la comida

que ahora desearía probar de nuevo,

esas imágenes se desperezan sin querer,

una nube rebelde traída por la tormenta de esta mañana.

 

Pero qué sentirás ahora que estamos lejos,

ni si quiera tanto, lo suficiente

como para perdernos de vista, de tacto,

de olfato, lo suficiente para hacernos falta

e imaginarme cómo se desprende de tu cuello

un hilo de luz hacia el suelo

donde la tierra se humedece.

 

No sé si es la fertilidad

o la ternura de la sal en los ojos

o quizá este silencio grande

como tu campera azul cubriendo mi espalda

liviana y apta para la lluvia

mientras vos te vas y caminas apresurado

delante de mí

sin decirme a dónde.

 

 

 

 

EL APAGÓN

 

Agaché la cabeza y vi

cómo el viento levantaba mi remera

un sonido de álamo fresco

era el pelo desatado

enredándose en el cuello.

 

A las once de la noche

esperábamos la tormenta

y desde la terraza vimos

la ciudad sin luz.

 

Rayos nacían del norte,

del sur y el oeste.

Nos acostamos en el piso

sin rozar nuestras sombras

la luna y las estrellas se abrían impolutas

como el canto de un tornado

había claridad, un recorte de noche

y nuestros ojos brillantes.

 

Agarré tu mano, recorrí sus líneas,

se bifurcan como los relámpagos en el cielo, dije.

 

Confesaste que ese verano te sentías grande

sobre esas líneas ibas y regresabas

un Aleph en la palma,

cerraste tu mano encima de la mía:

ya vendrá lo que nos de paz.

 

Fue un movimiento sutil de palabras

un vaso de lluvia para la sed,

y el aire cálido barriéndonos el pecho.

 

Todavía volvemos ahí.

 

(inéditos, 2025)

 

 

 

 

 

Gabriela Álvarez nació en Santiago del Estero, Argentina. Es poeta, abogada y editora. Publicó Migraciones (ediciones En Danza, 2018), La Mujer Suelta (Mundar, 2022) obra ganadora del Concurso de Libro de Poesía Clementina Rosa Quenel 2021; y Poemas a Lucía (Falta Envido ediciones, 2024). Participó en el XVI Festival Internacional de Poesía, Bs As. Integra Piedra Madre editora. Estudia con la poeta Natalia Litvinova.

 

Written by Mario Meléndez

Bernardo González Koppmann