En las orillas del silencio
TARJETA POSTAL
sospecho de los obeliscos
implantados en el frontispicio
de las iglesias romanas
mala señal para las gaviotas
que perdieron su mar
entre las ruinas
y el esplendor de los Etruscos
pero yo vine aquí
para amar a una mujer
no caminé los caminos
que conducen a Roma
para fijarme en nimiedades
vine porque sus besos
me protegen del mal de ojo
y redimen con fuego mis cenizas
TERAPIA
un hombre hace trillo
sobre el mosaico
cautivo de sí mismo
va de un lado al otro
de la buhardilla
un hombre
está a punto de sucumbir
y su necio deambular
lo sostiene en vilo
terapia de los locos
o los desvelados del reino
en su afán
de evitar el descalabro
en ese ir y venir
rumiando
el propio escozor de su amargura
EN LAS ORILLAS DEL SILENCIO
que no vengan esta noche
los tigres de Borges
a cantar canciones de Li-Po
que no se le ocurra al pequeño dios
bajar en paracaídas desde su pedestal
ni venga Pessoa y sus heterónimos
a recordarme
todos los que habitan dentro de mi pellejo
y no me visite el hermano poeta boxeador
que nos legó su Insurrección Solitaria
ni acuda tampoco
el que nació cuando Dios estuvo enfermo
déjenme estar aquí
sobre esta superficie de mendigo
escuchando de la nada
promesas de extensas llanuras sin sombra
en donde no hay nadie que atestigüe
sobre el Paraíso perdido de los hombres
esta noche no quiero escuchar
señales desde el asombro
he puesto aldabas
al viento sensitivo de las voces
he cerrado la ventana
a las estrellas distantes
esta noche quiero estar
sin palabras de otros
sin palabras mías
ajeno a toda preocupación
como cuando escuchaba las olas
inventar sus espumas
y no tenía verbo ni adjetivo ni sustantivo
para nombrar esa música marina
EFECTOS COLATERALES
la luna se alza
como un ícono
cargado de presagios
afuera los seres humanos
se matan en las carreteras
o en los bares
o en las calles asiduas
al tropiezo de sus obsesiones
otros se protegen de la soledad
bailan la danza de las diversiones
se revuelcan en las camas
para olvidarse de sí mismos
en el cuerpo del otro
o se suicidan bajo la claridad
de los altos puentes del vacío
sólo los solitarios se ensimisman
en el sinsentido de los días venideros
los rayos lunares
no alteran sus marejadas internas
en medio de las musas extintas
hayan consuelo
a pesar de que no exista salida
a pesar de los baños de la luna llena
en su ir y venir sobre el flujo marino
entre las aguas interiores de las mujeres
o al fondo de esa nostalgia de lobos
que los hombres llevan consigo
los solitarios viven
del rumor de sus silencios
y beben / a solas brindan
con la luna y su propia sombra
emulando a Li-tai-Po
en los eternos rituales del desamparo
NOTICIAS ANTIGUAS
acalla tus visiones
hermano Carlos
lo peor acaeció ayer
nos engañaron
Dios no hiere
por mano de mujer
ni elige pueblos
ni hay religión
que lo contenga
las voces del cielo
no propiciaron la infamia
ni mal aconsejaron
a Dalila o a Judith
Esaú
era la energía incesante
corriendo jubilosa tras
la ciega emotividad de la vida
ni las lentejas de la discordia
ni la madre alcahueta y mezquina
ni el pelambre de la bestia
van a trepanarle las alas
a estas oscuras señales
Agar
Sigue abandonada en el desierto
Ismael
cultiva la flor del rencor
sobre la arena fértil de su pueblo
y la avaricia
como ayer
prosigue adorando el oro del becerro
EQUIDAD
que nadie se vaya impune de esta fiesta
ni escape nadie por la puerta trasera
como si no fuese artífice de su negligencia
y no olvide la cuota de horror que se merece
ni diga
no sabía/ yo pensaba/ tengo el alma noble
que nadie huya
de esta fiesta de los taladros
con licencia de ángel obeso
que prohíban la venta de bulas papales
que nadie abandone el barco
como las ratas
ni cave túneles como los topos
que no se salve nadie si no nos salvamos todos
LATITUD CERO
Aquel que no ama las nubes
que no vaya al Ecuador
Henri Michaux
justo en la mitad del mundo
las nubes
perros del aire
viajan directamente al sur
nubes que Michaux amó
como se suele amar a los lobos
esos pastores fieles de las montañas
en medio de la cintura del planeta
en el punto cero cerocero
donde convergen el yin y el yang
hay un hombre dividido
entre una línea imaginaria
y los rayos perpendiculares
que deja caer el sol
aquí
sobre estas cimas
donde la razón trazó sus coordenadas
y orientó el desasosiego de su miedo
aquí en el Ecuador
fervoroso
cantándole al ombligo de la Tierra
Osvaldo Sauma (Costa Rica). Poeta. Profesor del Taller de Expresión Literaria en el Conservatorio Castella, San José, Costa Rica desde 1981 a 2010. Ha publicado los libros: Las huellas del desencanto (Editorial Andrómeda, 1983), Retrato en familia (EDUCA, 1985, Premio Latinoamericano EDUCA), Asabis (Editorial y Litografía El Quijote S.A., 1993), Madre nuestra fértil tierra (Ministerio de Cultura de Costa Rica, 1997), Bitácora del iluso (Ediciones Perro Azul, 2000), El libro del adiós (Ediciones Perro Azul, 2006), Bitácora del iluso / Chronicle of the decived (Ediciones Perro Azul, 2009, traducción: Ricardo Ulloa). En el 2013 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría con el libro antológico, La canción del oficio. Poesía reunida (2012-1983) y poemas inéditos (Editorial Germinal, 2013).
En Bogotá, Colombia publica: Poesía reunida (Común Presencia Editores, 2013), en Milano, Italia: Utopia del solitario (Rayuela Edizioni, 2014. Traducción: Zingonia Zingone), en Sevilla, España: Terapia de locos. Antología poética (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2017), en Tolima, Colombia: Doble fondo XIV. Antología poética en coautoría con Manuel Pachón (2018, Biblioteca Libanense de Cultura).
Su obra ha sido traducida al inglés, al italiano, al francés, al portugués, al árabe y al hindi.
Ha participado a numerosos festivales internacionales de poesía.