Lo que el astronauta extraviado le confesó a su rescatista
lo que el astronauta extraviado le confesó a su rescatista segundos antes de que su memoria se viera consumida por el recuerdo de las explosiones solares y el llanto de los pájaros
pura astronave brilla siempre
como una simple lámpara de aceite
que ya se siente sola
y sin familia
en el terrible espacio
entre tanto cielo ciego
que no cesa
y tanto abismo centelleante
que no se abre
Jorge Eduardo Eielson
1.
el grito de piedra toma forma en el vacío
rodeando una manada de estrellas dispersas
que gimen y gritan
la ventaja más plausible de ser un astronauta
es no pisar la mierda de los perros en la acera
bajo el cenit artificial que nos ilumina de nariz a rabo
y la palmada sin eco como el último acto desesperado
sea entonces el tieso encanto de una nave que se aleja
sea pues este acto registrado
como el último antes del descenso
2.
la última luz del pórtico se aleja
más rápido que esta nave
que deja atrás los certeros espacios entre las placas tectónicas
que colapsarán más pronto que tarde
yo corrijo hasta perder mis facultades
la aventura espacial a cambio de un puño de tierra firme
3.
descendimos por las nubes articuladas
donde el sonido del vacío
hace eco en la transparencia de nuestra manos
tan despacio
tan de pronto
tan articuladas las fronteras que nos limitan el contorno
el abismal sonido de las palmas al juntarse
desemboca en el principio primero del desastre
la amenaza para la destrucción del cielo
la ebullición de la sangre en la cabeza
el opaco olor a naftalina que inunda nuestra nube destrozada
plateado fuselaje piel de repuesto entre los dedos
el tercer planeta es un presagio que no llega
4.
y así entre el agreste vacío convertido en el polvo de nuestros cuerpos
la cápsula desciende entre loas y alabanzas
la tierra abandonada enorme y oscura
sustituida por el nuevo puerto seco
que nos traga por completo
tanto vacío no nos cabe ya en los ojos
abandono de una vez mis habitaciones terrestres
la última escena del revival
si los bellos desastres vienen acompañados de una sonrisa de culpa
¿cómo corregir el rumbo de las constelaciones tan cercanas?
5.
has intentado masturbarte en gravedad cero
en espera de los próximos turistas
ignorando las viejas leyes de la oferta y la demanda
aguardando en la antigua estación espacial olvidada
que las termitas no consumieron
sin arriba
sin abajo
sin muros que te contengan
la cruel verdad de un destino que se aleja
6.
las paredes reblandecidas
suaves como riñones de cordero
no soportan el embate del vacío
revólver luminoso
disipa nuestras cabezas desde el cielo
nuestros cuerpos convertidos en fósiles
descansarán en una lejana playa
libre de turistas
el aterrizaje no tendrá fin
y celebro las espinas del vacío
escaleras para un cadáver mutilado
7.
y los encuentros cercanos con el tercer sexo
que es como el sexo simple
pero sin sexo y sin lo tercero
es decir
un encuentro simple
más simple que lo concreto
y más blando que lo endeble
lo endeble del sexo mismo
pero sin encuentro
qué tiempos son éstos
donde las conversaciones sobre hetairas marcianas
se han convertido en lugar común
8.
abandonemos la escafandra para resistir el embate de los siglos
la eyaculación silenciosa de un planeta enfermo
los orines calientes de su núcleo desaparecido
y su piel estirada
tóquese el pecho
y cierre los ojos
contenga la respiración y los recuerdos
si los perros ladran es señal del despegue
abróchese el cinturón
y protéjase los testículos
9.
en tercera dimensión las cabezas lucen más grandes
una mancha o un hoyo negro que nos llama por el nombre
nuestro esperma gravita seguro en el vacío
las palpitaciones nos rajan en tiras estallándonos los ojos
y así solos nos fuimos creyendo el cuento del vacío
así solos nos comimos las entrañas
solos así nomás
miramos por las escotillas en espera del regreso de la noche
el recuerdo de la bomba H
las plantas de los pies que no aterrizan y sedientas se aferran a la tierra
evitando el avance certero y programado de los segundos
y ahí con el humo en los ojos
evitando la congestión haciendo señas con los dedos entumidos
gravitando con los ojos en las manos
la mirada perdida de un cosmonauta se convierte en el punto sin retorno
lo que el cuerpo calla
la mente se lo come
las cosquillas en la entrepierna y el sudor de los costados
la grasa que se extiende tras soportar los embates del tiempo
con escasas horas de sueño y sueños escasos sin horario
acercándonos al astro padre
astro rey
enorme huevo doble yema ardiente inmaculado
que nos cocina sin mirarnos
y mirando hacia abajo nos troza los caminos
10.
baila el hombre solitario con su carcasa inflable y escafandra
su paso impetuoso que deja huellas para el tiempo
donde vemos virtualmente su paso a paso por la línea imaginaria
y las fronteras desmarcadas
su hazaña perdida sin oxigeno en papel periódico
ahora en peligro de extinción
dibuja extrañamente un futuro rebasado
por el pasado y el presente
brillo de páncreas y electrones y turbinas
11.
lámina de cobre
blanda pared incendiada que desciende entre orillas
aún más blandas
que esta nave nos muestre los músculos debajo de su carne
y el flato supersónico nos impulse a ningún lado
no hallaremos refugio en las estrellas
planetas ni cráteres albergarán nuestros huesos
entre parpadeos nuestro mundo se derrite
y con él nuestra piel torcida y ahuecada
la bolsa de mareo se humedece y nos salpica
las nauseas espaciales no difieren de las terrestres
Oh capitán mi capitán
nuestro azaroso viaje ha terminado
al fin venció la nave y el premio fue ganado
el deslinde imaginario
de un cuerpo atiborrado de mañas y recuerdos
que se miran frente a frente a contra luz
se percibe débil y blando
marca de saliva y sudor vitral rodeado de calor
y la escafandra
Oh capitán mi capitán
nuestro azaroso viaje ha terminado
al fin venció la nave y el premio fue ganado
tan desde siempre descendimos por las articuladas nubes
donde el abismal sonido del vacío
hace eco con la transparencia de nuestros cuerpos
tan despacio
tan de pronto
tan articuladas las viejas fronteras que nos limitan el contorno
y el abismal sonido de las palmas al juntarse
tocando una superficie blanda
desemboca en el principio primero del desastre
lámina de cobre
blanda pared incendiada que desciende entre orillas
aún más blandas
que esta nave nos muestre los músculos debajo de su carne
y el flato supersónico nos impulse a ningún lado
Oh capitán mi capitán
nuestro azaroso viaje ha terminado
al fin venció la nave y el premio fue ganado
Gerardo Miranda (México, 1984). Poeta y narrador. Licenciado en ciencias humanas con diplomado en filosofía por el Centro Universitario de integración Humanística. Egresado de la maestría en Literatura Latinoamericana Contemporánea. Textos suyos aparecen en varias revistas literarias de México y el extranjero, entre las que destacan: Círculo de poesía, Revista La Otra (México), Letras.s5 (Chile), A Miranda (Brasil), Panorama Cultural (Suecia), Triplov (Portugal) y Ómnibus (España), así como en diversas antologías y libros colectivos. Ha realizado entrevistas y reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y participado en diversos encuentros y lecturas en las ferias nacionales del libro del Zócalo y El Palacio de Minería desde el 2010, así como en talleres y seminarios literarios. Obra suya se encuentra traducida al portugués y abarca Venus y las Moscas, (Ediciones el Golem, 2010), Odilón (Rocinante Ediciones, 2012) y La hiperbólica caída del insólito niño Webber (Ediciones el Golem, 2018). Actualmente funge como director de la colección “Señales de Ruta” de la Editorial Tábanos. Mantiene varios libros inéditos.