Diario de un clavo
Diario de un clavo
1
Pienso.
Con esta cabeza plana pienso.
Mi tatarabuelo atravesó la mano izquierda
de Jesús, la mano con que bendecía
las cosas secretas: el murmullo
de las hojas en el Monte de los Olivos
la mano que recogió del polvo la oreja
cortada no de Van Gogh sino de aquel
soldado que lo fue a apresar y que Pedro
torpe cortó con la espada sin pensar:
“el que a hierro mata a hierro muere”.
La mano derecha bendecía el día.
La mano izquierda, la noche.
Esa mano izquierda del Mesías puso
la oreja en su lugar, zurció la herida
con hilos invisibles, la herida que había
separado la oreja del sonido.
Pienso.
Tengo una sola punta
viril.
No hay clavos hembra.
Mujer es la madera
de la cama o del ataúd
donde me entierro.
2
Amo la hoz, su curva femenina, el filo
de hierro con que siega los tallos
es mi primo terrestre, su ala sola
su mango el brazo hábil
de la herramienta.
En cambio su marido
comunista, el martillo
es mi enemigo, el patrón
el verdugo, el capataz
el comisario político
no cesa de golpearme
la cabeza.
No le gustan mis ideas.
Odia lo que pienso, mi punta
mi cerebro
compactos
lo exasperan.
La hoz es una mujer
desnuda, bella con su filo
parienta de la luna
menguante, labial,
fina, certera
silba en el aire, degüella
la espiga de los trigos.
El martillo macizo
hijo de Stalin, abusador
corrupto, da órdenes
golpea.
Da dolor de cabeza.
Amo la hoz, odio el martillo.
5
Uno dos maderas de diferentes árboles
dos maderas que vienen de sitios lejanos
una del bosque tupido, durísima, seccionada
en forma de tabla y la otra suave, clara, viene
de los llanos, es muelle, casi esponjosa
la atravieso fácilmente, se abre
como una mujer. Es delicada, tibia
clavo la una en la otra. Las maderas
hacen el amor.
Las junto, las matrimonio
largo, desnudo
como un monje medioeval.
Como un sacerdote.
Las consagro.
6
A veces me golpean y me tuerzo
se me dobla la columna vertebral
el cilindro de hierro que es mi cuerpo
mi estatura, el alma de mí, dura
se estremece, me doblo en el lugar
donde hay un pensamiento
ésa es mi parte débil: pensar.
Los clavos no piensan, hacen.
Los clavos no tienen ideas
y si las tienen
son ideas fijas, rectas
verticales, se introducen
en un lugar bien hondo
se hunden y solamente
las quita la tenaza, las extrae
como a una muela de juicio
la mordida de esa herramienta
la fuerza de palanca
de sus quijadas.
El martillo me golpea
a veces y me doblo
como un ser
humano.
A veces, también,
el martillo rectifica
mi longitud
y me enderezo.
Pero no es igual:
una giba, una pequeña
joroba señala el sitio
donde me desviaron.
Un clavo es como un hombre:
lo encorvan las penas, la edad
los golpes, los sentimientos.
7
PARIENTES
Mi prima, el alfiler, delgada como el tallo de una flor de sueño
germina entre las telas, cava en la seda, une orillas imposibles
de vestidos de novia, prepara las fronteras del pespunte, sonríe
a los dedales en cuya armadura se meten las yemas y empujan
como quien hace fuerza en un parto laborioso, se apoya
en la carne dormida de un deseo
pincha y lo despierta.
Mi prima, el alfiler, es parecida a mí sólo en la forma
brilla en la noche del costurero, es una estrella hembra,
alargada, de acero o plata, un cabello firme, breve
y puntiagudo, penetra y sin embargo
alumbra y acaricia.
9
PARIENTES: LA AGUJA
La vulva es tan profunda que deja ver el otro lado
del universo. Por allí enhebra el hilo la abuela
y el hilo es la parte de varón que menos piensa:
atraviesa, entra en la vagina de metal y por ese ojo
pasan miles de camellos, manadas, cientos, miles
para que los ricos puedan entrar al reino de los cielos
sin visa, como Perico por su casa. El ojo
vaginal de la aguja llora lágrimas de luz
la aguja menstrúa gotas de crepúsculo.
La aguja es la mujer
perfecta, desnuda, princesa
y señora de los clavos, la dueña
de mis sueños, el delgado
ojo de su vientre cose el mundo.
Da puntadas con nudo.
Abuela empuña la aguja
y zurce este poema.
Abuela zurce, zurce
no para de zurcir
la vida con la muerte
el tiempo desgarrado.
10
Un clavo no se enferma: se herrumbra
un clavo no sabe leer, escribe en la madera
una sola letra, la letra con sangre entra
el clavo escribe con sangre en la Cruz
escribe en la carne de la palabra
otra palabra mayor: el silencio
de las llagas, el estigma, cada mano
y cada pie repiten la palabra
muda del clavo.
La lanza en el costado
abre una boca
donde mana
el misterio
la lanza en el costado
abre la noche.
La luz reza en los clavos
su palabra oscura.
Trazo con la punta del dolor
un libro que no sé escribir.
No soy poeta
soy un clavo.
Cada verso
me cuesta
la vida.
Al leer
este diario
me hundes
en tu memoria.
Clavado en ti.
¿Me sientes?
Rafael Courtoisie (Montevideo, Uruguay, 1958). Poeta, narrador y ensayista. Miembro de número de la Academia Nacional de Letras. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Su antología Tiranos temblad obtuvo el Premio Internacional de Poesía José Lezama Lima (Cuba, 2013). Obtuvo el Premio Internacional Casa de América de Poesía (Madrid) por su libro Parranda (Editorial Visor, Madrid, 2014, publicado también en edición bilingüe en Roma, con el título de “Baldoria”, 2016). Ordalía (Huerga&Fierro, Madrid, 2016) y Antología invisible (Visor, Madrid, 2018) son sus libros más recientes de poesía. En 2016 fue homenajeado por su trayectoria en el Festival de Poesía Contemporánea San Cristóbal de las Casas, México. Ha sido Profesor de Literatura Iberoamericana y Teoría Literaria en el Centro de Formación de Profesores del Uruguay, de Narrativa y Guion Cinematográfico en la Universidad Católica del Uruguay y en la Escuela de Cine del Uruguay. Ha sido Profesor Invitado en Florida State University (Estados Unidos), Cincinnati University (Estados Unidos), Birmingham University (Inglaterra) y la Universidad Nacional de Colombia, entre otras. Fue invitado por la Universidad de Iowa para integrar el Internacional Writing Program. Ha dictado seminarios y conferencias en numerosas universidades e instituciones de España, Inglaterra, Francia, Italia, Israel, Grecia, Turquía, Bosnia, Canadá, Estados Unidos y América Latina. Fue finalista del premio Rómulo Gallegos. Su novela Santo remedio (Madrid, Lengua de Trapo, 2006) fue finalista del Premio Fundación Lara. Goma de mascar (Madrid, Lengua de Trapo, 2008, La Habana 2016) y El ombligo del cielo (Santiago de Chile, 2012, Montevideo, Random House, 2014). La novela del cuerpo (Montevideo, 2014) y El libro de la desobediencia (Montevideo, 2017) son sus más recientes novelas.
Ha recibido, entre otros, el Premio Fundación Loewe de Poesía (España, Editorial Visor, jurado presidido por Octavio Paz), el Premio Plural (México, jurado presidido por Juan Gelman), el Premio de Poesía del Ministerio de Cultura del Uruguay, el Premio Nacional de Narrativa, el Premio de la Crítica de Narrativa, el Premio Internacional Jaime Sabines (México) y el Premio Blas de Otero, el Premio Gil de Biedma (España).
Es autor de numerosos trabajos críticos y de investigación sobre literatura latinoamericana y europea.
Es autor de la Antología Plural de la Poesía Uruguaya del siglo XX (Seix Barral, 1995), de la Antología de la poesía uruguaya del siglo XX (Editorial Visor, Madrid, 2010), junto con Basilio Belliard, de la antología Plata Caribe (Poesía Dominicana y Uruguaya del siglo XXI) y de la Antología de microrrelatos uruguayos del siglo XXI (2011), entre otras.
Su obra ha sido estudiada en numerosas tesis universitarias en Europa y Estados Unidos.
Ha traducido a Emily Dickinson, Sylvia Plath, Raymond Carver, Mario Luzi, Valerio Magrelli, y Alessio Brandolini. Ha traducido King John, de William Shakespeare.
Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, rumano, uzbeco, bosnio y turco, entre otros idiomas.