Frank Báez

En la Biblia no aparece nadie fumando

 

En la Biblia no aparece nadie fumando

 

 

 

 

En la Biblia no aparece nadie fumando

 

Pero qué tal si Dios o los que escribieron la Biblia

se olvidaron de agregar los cigarros

y en realidad todas esas figuras bíblicas

se pasaban el día entero fumando

al igual que en los cincuenta en que se podía fumar

en los aviones y hasta en la televisión

y yo imagino a todos esos gloriosos judíos

llevándose sus cigarrillos a los labios

y expulsando el humo por las narices

en lo que aguardan

por sus visiones o porque Dios les hable,

e imagino a David tocando el harpa

en un templo lleno de humo,

a Abraham fumando cigarro tras cigarro

antes de decidirse a matar a Isaac,

a María fumando antes de darle a José

la noticia de que está embarazada,

e incluso imagino a Jesús sacando un cigarro

de detrás de la oreja y fumando

para relajarse antes de dirigirse a las multitudes

reunidas en torno suyo.

Yo no soy un fumador.

Pero a veces me vienen ganas y fumo

como en este instante en que miro la lluvia

caer tras la ventana

y me siento como Noé cuando esperaba

que pasara el diluvio y se la pasaba

de arriba a abajo por toda el arca

buscando donde había puesto

esa maldita cajetilla.

 

 

 

 

Autorretrato

 

Rodé al año y medio por las escaleras

hasta el segundo piso.

A los seis casi me ahogo en una piscina.

A los siete me arrastró la corriente de un río.

Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,

con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara

y otro en el estómago, rodillazos,

machetazos, fuetazos.

El perro del vecino me mordió un brazo.

Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.

Noqueado. Abofeteado. Calumniado.

Abucheado. Apedreado.

Perseguido por sargentos en motor. Por dos cobradores.

Por tres mormones en bicicleta.

Por muchachas de Herrera y del Trece.

Me han atracado treinta veces.

En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.

Alguien me dio una bola y me dijo I am gay.

Me robaron un televisor, un colchón,

seis pares de tenis, cuatro carteras,

un reloj, media biblioteca.

Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.

(Con lo que me han robado pudieran abrir

una compraventa en Los Prados).

Me fracturé el brazo derecho, el anular,

la cadera, el fémur y perdí cuatro dientes.

El hermano Abelardo me dio un cocotazo que todavía me duele.

En la fiesta de graduación me cayeron a trompadas y botellazos.

Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó

y escéptica dijo que era capaz de escribir

mejores poemas en media hora, y lo hizo.

Accidente con un burro en la carretera.

Intento de suicidio en Cabarete.

Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.

Satanizado en Europa del Este. Pateado por mexicanos en Chicago.

En Montecristi una mesera me amenazó de muerte

(ahora mismo, clava alfileres en un muñeco idéntico a mí).

Los vecinos sueñan conmigo baleado.

Los poetas con dedicarme elegías.

Otros con rociarme gasolina en la cabeza

y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas.

Otras con llevarme a la cama.

Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta

si yo no era el poeta que había leído poesía

aquella noche y le digo que sí y el policía

dice que son buenos poemas

y hace una reverencia o algo así.

 

 

 

 

Anoche soné que era un DJ

 

Llamo por teléfono a Miguel y le pregunto

si piensa que me iría mejor de DJ o como poeta

y Miguel responde que siga como poeta.

Mi novia también dice que como poeta.

El hermano de mi novia dice que como poeta

y una jevita que hacía una fila en el cine

y que recién conocí dice que como DJ.

 

Las menores me ven más como DJ

y las mujeres que compran en el supermercado

dicen que persista con los poemas.

 

Mi mamá dice que como poeta.

El plomero dice que poeta.

Los cinco poetas que conozco me dijeron

que me iría mejor como DJ.

Mi hermana se abstuvo de votar.

 

Fui a ver a DJ Tiesto

y una gringa me tomó de las manos

y me explicó que los DJ son criaturas de Dios.

-Son ángeles- dijo y mientras hablaba

yo imaginaba a los DJ volando

con sus turntables alrededor de Dios

como si fueran mosquitos y Dios los espantara

con la mano.

 

Pero bueno, la cuestión es si los poetas y los DJ

se pueden conciliar.

Si pueden ser uno,

si es posible escribir con una mano poemas

y con la otra pinchar discos,

si se puede ser mitad poeta y mitad DJ,

si del ombligo para arriba soy poeta

y del ombligo para abajo soy DJ

o al revés

o quizás que un poeta se convierta

en DJ las noches de luna llena

o quizás estoy exagerando

y en el fondo todo DJ quiere ser poeta

y todo poeta quiere ser DJ.

 

Hay una fábula en donde un DJ y un poeta

caen en un pozo.

Empiezan a vocear y a vocear hasta

que un hombre se asoma y les tira una

cuerda para irlos subiendo poco a poco.

Sube al DJ primero y cuando se la

arrojan al poeta este grita que lo dejen abajo

y el hombre y el DJ así lo hacen, aguardan

en silencio y se marchan al rato.

 

 

 

Jarrón

 

Escribiendo en la mesa

empujo un jarrón con el dorso de la mano,

de manera que al tocar el piso

el jarrón se parta en pedazos,

así como se parten en pedazos todos los jarrones.

 

Y mientras este jarrón va cayendo

escribo unos versos

que le restituirán la inmortalidad

que el jarrón ha de perder

al tocar el piso

y partirse en pedazos

o al partirse en pedazos

y reunirse de pronto esos pedazos

en ideal armonía

y ¡zas!, el jarrón que salta raudo

sobre la mesa.

 

Años después se olvidará este poema.

También se olvidará el jarrón de este poema.

Y finalmente el jarrón se hará polvo.

 

 

 

 

Frank Báez (República Dominicana, 1978). Poeta y escritor. Ha publicado los libros: Jarrón y otros poemas (2004); Págales tú a los psicoanalistas (2007), con el que obtuvo el Premio Internacional de Cuento Joven de la Feria Internacional del libro; Postales (2008), que obtuvo el Premio Nacional de poesía Salomé Ureña de la República Dominicana; En Rosario no se baila cumbia (2011) y en Granada no duerme nadie (2013). Es editor de la revista Global y coeditor de la revista de poesía Ping Pong. Junto a Homero Pumarol fundó y conforma el colectivo de spoken word El Hombrecito, que ha editado dos discos y un DVD. La editorial Jalai Books publicará una antología personal de su poesía traducida al inglés titulada Last night I  dreamt I was a DJ.

Written by Mario Meléndez

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